Relatos lésbicos de la Cuba del siglo XIX
En 1822, en la ciudad de Baracoa, ocurre un hecho que produce una gran conmoción social; se abre un expediente criminal en la Comisión de Asuntos Políticos contra una mujer por haberse vestido con ropas masculinas y haber contraído y consumado el matrimonio con Juana de León, la cual aduce que, en 1819, ocurrió lo siguiente:
(...) me solicitó compromiso de matrimonio una criatura vestida de hombre, qe. se nomina Henrique Faber y se titula profesor de 74 E.I.A.L. cirugía y dice ser natural de los Cantones de Suiza (...) el matrimonio á qe. me reduje atenida á las circunstancias de horfandad y desamparo en qe. me veía, sin qe. me fuese posible sospechar (...)
Así fue qe. verificado nuestro enlace usó de mi persona de un modo ese mounstruo artificial qe. entonces no pude comprender: pero con todas las ocultaciones con qe. se manejaba en los primeros días qe. estubo á mi lado, me hicieron sospechar por más qe. se exforsaba no pudo desvanecer mis inquietudes(...) hasta qe. una vez en qe. creyendome dormida se desnudó, pude descubrirle los pechos de una muger(...) los cuales concerbados ocultos bajo de un ceñidor ó faja.
Este descubrimiento qe. no esperaba, le obligó á hacerme una confesión de su incapacidad pa. el estado conyugal: del instrumento de qe. se havia valido para consumar su perversa maquinación; y aunque disfrazando siempre la verdadera causa de su impotencia se humilló hasta el extremo de proponerme las ideas más indignas de toda persona que conserva algun tanto de moralidad(...)
Me ofreció desapareserse á fin de qe. nadie supiese de su paradero, ni el público llegase á trascenderla (...) Este desempeño me pone ya en la necesidad de solicitar la declaratoria de nulidad de mi matrimonio, y el castigo que merecen sus excesos para que sirva de escarmiento y en lo susecibo no sacrifique á otra infeliz como á mi haciendo escarnio de las mas sagradas insituciones de nuestra augusta religión, y del orden social(...).
Evidentemente que la Juana tonta no era, y aquí se basa la acusación en ver como sacaba tajada de todo esto, toda vez que en estos casos de homosexualismo, además que iba a parar a la cárcel, se embargaban todos los bienes a favor de la "afectada". No por gusto hace énfasis en los calificativos de monstruo y perverso. Como se puede apreciar, tal parece que le tomó bastante tiempo a Juana para cerciorarse con quien vivía realmente.
LA VERDADERA ENRIQUETA
El nombre de la mujer travestida llevada a juicio era Enriqueta Fabert, de 32 años de edad, viuda de Juan Bautista Renau, oficial francés muerto en una batalla en la guerra contra Alemania. Según ella, la muerte de su esposo la llevó a vestirse de hombre e irse a estudiar a París, donde se hizo cirujana.
Lo que ella expresó tiene sentido y es completamente veraz: de haberlo hecho sin cambiar su identidad nunca hubiera podido ejercer la profesión, pues esta, así como otro tipo de profesiones, les estaban vetadas a las mujeres.
En Cuba las mujeres no tuvieron acceso a la universidad hasta 1887, cuando mediante el decreto del 5 de junio de ese año, se les permitió llegar a sus aulas; es por ello que algunas mujeres se disfrazaron de varones para conseguir su objetivo. Durante el proceso a que es sometida Enriqueta Fabert se dispone el embargo de sus bienes y se le reduce a prisión. Las conclusiones del fiscal fueron muy elocuentes:
"Si tratara el ministerío de prolongar su alegato [el de la Fabert] á la celebridad de la causa, nunca concluiría pr. qe. ni nuestros códigos y autores criminalistas, se ve tratada la materia, seguramente pr. qe. no fue posible, qe. la naturaleza produgese una criatura como la Fabé, y asi es lo bastante la actuación, pa. aplicarle la pena de doce años de obras públicas y destierro qe. señala el art. 688, cap. 5; part. 2ª. del código penal”.
Sin embargo, después de haber leído estas aberrantes líneas, se llegó a la conclusión de que los homosexuales no tenían cabida de ningún tipo en aquella sociedad. Y si fuera así, como se explica que hasta le hacían competencia a las prostitutas de la Habana. Vea que el 9 de septiembre de 1888, en el periódico La Cebolla, órgano oficial de las prostitutas habaneras, se publica un artículo titulado “Los maricones”, donde se afirma que:
"Cualquier extranjero que se pasee por las calles de San Miguel, y adyacentes en La Habana, quedará sorprendido al ver unos tipos inverosímiles: de la cintura para arriba son mujeres; pero de la cintura para abajo son hombres; pero de los pies a la cabeza no son hombres ni mujeres. Deben ser los maricones de San Miguel y otras calles, o casas de prostitutas, tolerados por las autoridad?.
Sin embargo, sabido es que no pocas meretrices compartían techo e incluso la cama con muchos de estos "sodomitas o pederastas" que eran los términos jurídicos que se usaban en aquella época para referirse a la homosexualidad, incluso hasta bien entrada la mitad del siglo XX. (Ver reportes policiacos del coronel Esteban Ventura Novo).
Los usaban como criados, sin paga y a cambio de que limpiaran, fregaran y hasta lavaran la ropa, lo que se dice un negocio redondo. Total que el tema de la homosexualidad, tanto masculina como femenina, produce aún en nuestra sociedad una gran alarma y continúa siendo un tópico que ruboriza a la mayoría de las personas.
Esta temática en Cuba hasta muy poco se trataba con eufemismos o simplemente no se trataba. Incluso hoy cuando se aborda, la mayoría de las veces se hace sobre la base de los prejuicios y la exclusión. Se puede afirmar, sin ninguna duda, que la sociedad Cubana de a pie - no la de la propaganda hipócrita - sigue manifestando un rechazo y una segregación, mientras se sigue rigiendo por normas inexplicablemente sexistas.
Fuente: Sexualidad disidente en el iglo XIX, de Abel Sierra Madero / Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba / ;Benjamín de Céspedes: La prostitución y Racismo en Ciudad de La Habana