martes, 11 de octubre de 2022

El anexionismo a EEUU siempre estuvo presente en los Cubanos.


Es triste pero fue así. En un principio los Cubanos decidieron que lo mejor para Cuba sería anexarse a los EEUU. Sin embargo amen de que algunos pensaran que sería lo mejor  social y económicamente para la isla, lo cierto es que la mayoría lo deseaba porque se había visto afectado por la abolición de la esclavitud. 

Los hacendados Cubanos, propietarios de la mayoría de los esclavos, veían como los estados del Sur de los EEUU aún la permitían, e incluso, la seguían comerciando. Estamos hablando del año 1845. Sin embargo hubieron grandes hombres en Cuba que no vieron con muy buenos ojos esta anexión. 

Por un ejemplo de esto se puede apreciar perfectamente en la obra del Bayamés José Antonio Saco López y Cisneros, "Ideas sobre la incorporación de Cuba a los Estados Unidos", perteneciente a la compilación "Obras de José Antonio Saco" en su segundo tomo. (Aquí un fragmento)


Por otro lado Saco pensaba que si Cuba, con una población de solo 500,000 cubanos blancos se unía pacíficamente a los Estados Unidos, la cultura sería absorbida por la anglo-sajona y las decisiones del país serían llevadas por una mayoría anglo-americana. Y al respecto dijo: 

“Quisiera que, si Cuba se separará, por cualquier evento, del tronco a que pertenece, siempre quedaría para los Cubanos. Porque es probable que España se reúse a perder el control de Cuba ya que esta representa una última base de poder en las Américas. En incluso podría suceder lo peor, que la población criolla se uniera al ejército Español contra los rebeldes cubanos en una guerra civil".

Estas "ideas" suyas fueron rechazadas por la mayoría de la sociedad rica Cubana, al punto que llegó admitir que otros países, con menos potencial incluso que Cuba, consiguieron ser independientes. Esto lo matizó haciéndose una pregunta a sí mismo:

 ¿por qué he de cerrar mi corazón a toda esperanza, y convertirme en verdugo de la nacionalidad de mi patria?.

Luego, en periodos de guerra, porque en eso Don Saco acertó en la misma diana, el anexionismo siguió estando presente en Cuba. Esta vez como una alternativa para salir de España de la forma más pacífica posible. En esta ocasión fue José Martí quien dio la voz de alarma.  

En una carta que le envió al generalísimo Máximo Gómez, el apóstol le alerta sobre el aumento del deseo de los Cubanos de anexarse al vecino del norte. En este fragmento le escribe lo siguiente: 

«¿A quién se vuelve Cuba, en el instante definitivo, y ya cercano, de que pierda todas las nuevas esperanzas que el término de la guerra, las promesas de España y la política de los liberales les ha hecho concebir? 

Se vuelve a todos los que le hablan de una solución fuera de España. Pero si no está en pie, elocuente y erguido, moderado, profundo, un partido revolucionario que inspire, por la cohesión y modestia de sus hombres, y la sensatez de sus propósitos, una confianza suficiente para acallar el anhelo del país, ¿a quién ha de volverse, sino a los hombres del partido anexionista que surgirán entonces? 

¿Cómo evitar que se vayan tras ellos todos los aficionados a una libertad cómoda, que creen que con esa solución se salvan a la par la fortuna y su conciencia? Ese es el riesgo grave. Por eso ha llegado la hora de ponernos en pie ... »

Numerosas serían las batallas protagonizadas por Martí, desde la prensa y la oratoria, como en las conferencias celebradas en Washington, antecedentes históricos del posterior panamericanismo del siglo XX, para concientizar a la opinión pública entre los cubanos, en América latina y en los propios Estados Unidos. Incluso con la misma prensa norteña no se cortó ni un pelo. Al Evening Post de New York:

«No somos los cubanos ese pueblo de vagabundos míseros o pigmeos inmorales que a The Manufacturerle place escribir; ni el país de inútiles verbosos, incapaces de acción, enemigos del trabajo recio, que, junto con los demás pueblos de la América española, suelen pintar viajeros soberbios y escritores. »


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