ATRAPAR AL CRIMINAL: Crescencio Pérez
Crescencio Pérez Montano, escoltado por los comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto Guevara |
Los cubanos que tienen la suerte de vivir libres de la censura Castrista, cuentan con la posibilidad de conocer mas sobre oscuros individuos que el régimen de la isla se ha encargado de presentar como héroes. Y en este caso existe uno llamado Crescencio Pérez Montano, un siniestro personaje del que nadie se acuerda, vamos ni ellos mismos que un día lo encumbraron.
Estrecho amigo de Camilo Cienfuegos e importante colaborador de la guerrilla Castrista, el guajiro Crescencio Pérez Montano era un supuesto delincuente perseguido por la guardia rural del ejercito del presidente Gerardo Machado y Morales, y que años después brindó importante cobijo a Fidel y a sus barbudos durante los comienzos de la etapa insurreccional de 1957 en la Sierra Maestra.
En pocas palabras, era un connotado delincuente de aquella zona pero que Fidel, que se aprovechaba de todo, le sirvió como nadie en aquellos momentos. Hoy sabemos que este Crescencio no era mas que un prófugo que cobijado en lo recóndito de aquella sierra, había montado un negocio de producción y venta de marihuana junto a varios hijos (Se habló que tenía como 80 hijos) y otros delincuentes que como él, encontraron la forma de evadir la justicia escondiéndose en aquellas lomas.
Es más, cuando el 17 de febrero de 1957 el "inocente periodista del New York Times", el izquierdista Herbert L. Matthews "se tragó sin agua la píldora de la masividad y operatividad del ejercito Castrista, entonces con 4 gatos", los que desfilaron delante de su jeta en la penumbra del monte, era una parte del ejercito de delincuentes de este Crescencio, haciéndose pasar por "guerrilleros".
Le desfilaban por delante al periodista y, como todos los guerrilleros se parecen, pues creyó que habían muchos. O se hizo el tonto, que de estos izquierdosos cualquier cosa siempre fue y ha sido posible. Ninguno de aquellos hombres valía un centavo como combatiente.
El bueno de Crescencio tomando café junto a sus hijos |
Lo dijo dio el no menos siniestro comandante argentino Ernesto Guevara, mediante unas declaraciones hechas acerca del verdadero compromiso revolucionario de aquella gentuza. ".... Les faltaba un espíritu forjado en la lucha, una conciencia ideológica clara”.
Por su parte el hoy corrupto y ridiculizado "comandante de la revolucion", (lo entrecomillamos porque solo hubo tres con este grado militar que Fidel se inventó en aquellos montes) Guillermo García que por cierto, era uno de los que perteneció a su banda, agregó una vez que el propio Fidel les tuvo que amenazar con la muerte en caso de insubordinación, ya que en el combate de Alegría de Pío "habían salido huyendo como conejos", palabras textuales de este gallero y criador de caballos, devenido en comandante y consejero alimenticio.
El viejo Crescencio junto a 4 de sus hombres, dos de ellos hijos suyos, Feliciano y Feliciano, de pie escoltándolo |
Casi al caer el gobierno de Fulgencio Batista, Fidel Castro, que por años se calmó su panza con la carne de vaca que le brindó este Crescencio, lo ascendió a comandante y le dio la responsabilidad al frente de la columna No 7 del regimiento "Caracas", que operaba en la zona del "Pico Turquino" que es la mayor elevación en la isla con 2 kilómetros de altitud.
Por supuesto, Fidel no podía presentar a semejante bandido a los Cubanos una vez bajó de la sierra, entonces le fabricó un disfraz de guerrillero con su historia incluida de noble y desinteresado campesino. De su banda se unieron a Fidel dos de los bandidos más famosos, Vitalio Acuña, muerto en Bolivia con Guevara y Hermes Cordero, que no alcanzó ver el triunfo, así como y el nonagenario y célebre gallero empedernido, criador de avestruces, jutías y equinos de pura raza los cuales vende sin dar explicaciones a nadie.
Hoy en Cuba, la mayoría no sabe ni quien es este hombre. La misma dictadura se encargó de esconderlo en una de sus gaveta y nunca mas se habló de él. Ni siquiera Castro lo mencionó en aquella "entrevista" que le diera al obediente periodista zurdo gallego, Ignacio Ramonet. Lo único que se supo es que murió en 1986 y se encuentra sepultado en un cementerio de Jiguaní.
Aun así tenga mucho cuidado, que con la que está cayendo en Cuba olvidado y todo no se atreva afirmar que era un cuatrero, que por decir algo así de uno de aquellos "héroes de la sagrada gesta", le podría salir muy caro. Incluso cuando como este caso sea una verdad más alta que el jodido pico oriental donde se escondía.