viernes, 14 de abril de 2023

Antonio Machín: Nací en Cuba de casualidad

Antonio Machín (Antonio Abad Lugo Machín, Sagua la Grande, Cuba, 11 Febrero 1903 – 4 Agosto 1977, Madrid). Su primera grabación, "Aquellos ojos verdes", está fechada en 1929

Fue uno de los 15 hijos que tuvo el emigrante gallego de Ourense, Juan José Lugo Padín con la afro cubana Leoncia Machín. Y aunque su nombre real era Antonio Abad Lugo Machín, prefirió adoptar para su carrera artística el apellido de su madre, descendiente de esclavos africanos. En aquella localidad Villareña nació y desde chico fue educado por ella en el amor a la música. 

No tardó mucho tiempo en ser contratado por la orquesta de Don Azpiazu. A finales de los años 20, Machín se convierte en el primer artista afrocubano que cantó en el Casino Nacional de La Habana, uno de los cenáculos del racismo en la isla. Aún con la orquesta de Azpiazu se trasladó a Nueva York en 1930. A Europa llegó en 1936: Londres, París... Line, la joven francesa que le acompañó en la gira de aquel año por Suecia, fue el primer amor que se le recuerda. 

Su carrera como músico comenzó con su ingreso en la Banda Municipal de Sagua la Grande, como ejecutante del clarinete. En 1924 se trasladó para La Habana, donde integró un dúo con Miguel Zabala, posteriormente el Trío Luna, con Manuel Luna, guitarra y voz segunda, Enrique Peláez, tres, y Machín voz prima y maracas con el que interpretó canciones en la radio emisora Autram, y más tarde en el Septeto Agabama.

Estatua de Machín en la plaza Carmen Benítez de la ciudad de Sevilla erigida en el 2006. No todos los Cubanos tienen la virtud de tener un monumento en este país. 

Posteriormente, en 1926, se incorporó a la Orquesta de Justo Azpiazu (Don), con la que en 1930 viajó a Nueva York. Con él grabó y popularizó su primera versión de "El manisero", de Moisés Simons. 

En 1949 Machín fundó su propia orquesta, y estrenó su espectáculo "Ébano y Marfil", así como el cancionero cubano, "Espectáculo Internacional", "Boda de Plata" por sus veinticinco años de vida artística, "Melodías Inolvidables", "Caras Conocidas" y "Cuba y España".

En 1939 el comienzo de la II Guerra Mundial le coge en París, justo en el momento en que los alemanes se acercan a la ciudad. Antonio decide cruzar los Pirineos e instalarse en el país de su padre, que también acabó siendo el suyo y donde su repertorio no tardó en convertirse en uno de los fundamentales de la radio de posguerra y arrulló, como muy pocos, los corazones de una España devastada por el conflicto. 

En España, ya con más de sesenta discos grabados y con su “Cuarteto Machín”, le llega la consagración total gracias a una adaptación absoluta al país. Así lo demuestra su famosa frase:"Yo soy el más cubano de los españoles y el más Español de todos los cubanos”. Encontró el amor en la sevillana cordobesa, María de los Ángeles (Angelita) Rodríguez, su esposa desde 1943, aunque la había conocido en el "Casa Hernal" dos años antes. 

Compartió giras por todo el país con artistas como: Juanito Valderrama, Manolo el Malagueño, Manuel Vallejo, Niño Ricardo o La Princesa Gitana y tanto el Cigala como Antonio Canales aseguraron que conocieron el bolero escuchando sus discos. Dicen que una de sus costumbres muy peculiares era que tenía prohibido hablar en su presencia - mucho menos con él - del dictador cubano Fidel Castro.

El panteón de Machín en el cementerio de San Fernando en Sevilla.

Referente a su mitad gallega decía: “Nací en Cuba de casualidad, pero podía haber nacido en Galicia. Soy un cincuenta por ciento gallego. Además, te voy a decir una cosa: las gallegas más guapas están en Cuba o en Miami, chico. Son las que tienen la piel canela. ¡Te enamorarás de alguna cuando las conozcas! ¡Ya verás!”.

Éxitos como “Madrecita”, “Angelitos negros”, “Dos gardenias”, “Mira que eres linda”, “Espérame en el cielo”, “Amor no me quieras tanto”, “Cuando me besas”, “Anoche hablé con la luna”, fueron algunas de sus más conocidas. Aunque de todas, su versión en español de "El Manisero", cantada en New York, alcanzó a vender un millón de copias.

Sin embargo en Cuba no fue muy conocido porque emigró bien temprano. Machín murió en Madrid en 1977, pero sus restos reposan en el cementerio de San Fernando, en Sevilla, donde cada año es recordado vertiendo un poco ron encima del mármol negro de su panteón, mientras se recuerdan algunas de sus más queridas canciones.

Fuentes: El Mundo/La esquina Habanera

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