Jackie Robinson fue el primero, pero no el favorito
Todos los 15 de abril se conmemora el día de Jackie Robinson en las Grandes Ligas. Se cumplen hoy 76 años de un debut particular, pues marcó la llegada del primer jugador de la raza negra a las grandes ligas pero.... en la época moderna.
Referente a estos actos que se han hecho habituales todos los años, existen algunos matices que a nuestro juicio serían bueno señalarlos. Primero que todo decir que no fue Jackie Robinson el primer afro americano que jugó en grandes ligas. Antes, en la temporada del 1885, tres peloteros negros jugaron primero que él.
William Edward White, cuyo color de piel bastante claro le permitía pasar por blanco, pero que no lo era ni de apellido, jugó un partido para los Providence Grays en 1879. Además Moses Fleetwood Walker, este sí de piel negra, militó para los Toledo Blue Stockings de la Asociación Americana, entre el 1 de mayo y el 4 de septiembre de 1884 y además su hermano, Weldy Walker, tomó parte en cinco partidos con el club de Toledo, en este caso entre el los días 15 de julio y 6 de agosto de 1884.
A partir de aquí, los negros se mantuvieron marginados de este deporte a nivel de grandes ligas, hasta que entonces Jackie Robinson, aceptando lo que le venía encima y que soportó como un jabato, estuvo presente en el draft de ese año y seleccionado al Montreal Royals, filial triple A de los Dodgers en la liga Internacional, hasta que logró debutar un día como hoy del 1947.
En realidad fue este año cuando se prohibió la participación de los jugadores de esta raza en las ligas mayores e incluso, en las ligas menores también. Luego en la campaña de 1891, los Ansonia Cuban Giants, un equipo compuesto por jugadores afroamericanos exclusivamente, fueron expulsados de la Liga Estatal de Connecticut, la última liga que tenía un club de jugadores de esta raza que quedaba.
Sin embargo se podría decir que su elección para que fuera el primero fue más simbólica que otra cosa. Robinson era un pelotero tranquilo, de buen carácter, con buena planta y estudioso de UCLA donde por cierto, fue uno de los peores peloteros de ese recinto estudiantil. De hecho bateó para 0,97.
Es que en realidad no era una super estrella aunque destacaba; además norteamericano y encima segundo teniente en Camp Hood en Texas, de manera que a los directivos les cuadraba más un tipo con estas características para el paso histórico que pretendían dar.
Jackie con Branche Rickey, firmando el contrato |
Su explosión como pelotero fue en las ligas negras en 1945 con los Monarcas de Kansas City, donde bateó para 387 en 47 partidos, aunque es justo señalar que sus habilidades crecieron en las grandes ligas, al punto de que fue novato del año y segundo en la votación para el partido de las estrellas. Incluso en la temporada del 1949 le llegó a arrebatar a Stan Musial el MVP de la liga nacional, con un average de 342, 124 carreras impulsadas y 37 bases estafadas. Tremendo.
Pero ..... ¿que hubiera pasado si el cubano Silvio García, pelotero estrella de las ligas negras, de la profesional Cubana y de equipos del Caribe, hubiera aceptado años antes la propuesta de Branch Rickey, el entonces presidente de los Brooklyn Dodgers?. Y no se trata de una leyenda como han querido hacer creer.
A principios de la década de 1940, cuando Branch Rickey comenzó a contemplar la integración racial, fue Silvio García quien entró primero que nadie en su radar. Los Dodgers de Brooklyn de la La Liga Nacional había visto bien a Silvio García en Cuba en 1942, y quedaron muy impresionados con lo que vieron.
Promedió .381 (8 de 21) y estuvo impecable en el campo. Los informes del mánager de los Brooklyn Dodgers, Leo Durocher, pusieron a Silvio García justo en la cima, o muy cerca de la cima, de la lista de Branch Rickey para los posibles candidatos a firmar con los Dodgers.
Silvio |
En la primavera de 1943, Tom Greenwade, cazatalentos de los Dodgers de Brooklyn, fue enviado a México para explorar a Silvio, y su conclusión fue la de fichar a la estrella cubana cuanto antes.
A tal efecto los Dodgers
abrieron una cuenta bancaria en México y contrataron a un abogado en caso de que se llegara a un acuerdo. Para ocultar
el hecho de que los Dodgers estaban interesados en fichar a García, Greenwade también programó reuniones con
Theo Smith, Quincy Trouppe y Burnis “Wild Bill” Wright.
abrieron una cuenta bancaria en México y contrataron a un abogado en caso de que se llegara a un acuerdo. Para ocultar
el hecho de que los Dodgers estaban interesados en fichar a García, Greenwade también programó reuniones con
Theo Smith, Quincy Trouppe y Burnis “Wild Bill” Wright.
Cuando Jorge Pasquel, dueño de la
Vera Cruz y presidente de la Liga Mexicana, se enteró de lo que estaba pasando, hizo todo lo posible para obstaculizar el intento de Greenwade de hablar con los jugadores. Sin embargo pudo observarlo y la evaluación que dio es que Silvio no daría suficientes jonrones, puesto que era un bateador diestro que casi siempre producía por el jardín derecho.
Vera Cruz y presidente de la Liga Mexicana, se enteró de lo que estaba pasando, hizo todo lo posible para obstaculizar el intento de Greenwade de hablar con los jugadores. Sin embargo pudo observarlo y la evaluación que dio es que Silvio no daría suficientes jonrones, puesto que era un bateador diestro que casi siempre producía por el jardín derecho.
Hubo un segundo intento con Silvio, y fue durante el invierno de 1944. Walter O'Malley, dueño minoritario de los Dodgers de Brooklyn, se fue a Cuba con un cheque por 25.000 dólares para ficharlo.
Cuando llegó a Cuba, O'Malley se encontró que Silvio había sido reclutado en el ejército cubano por lo que no pudo firmarlo.
Cuando llegó a Cuba, O'Malley se encontró que Silvio había sido reclutado en el ejército cubano por lo que no pudo firmarlo.
Esta participación en la segunda guerra mundial hizo entonces que Rickie se fijara aun más en el Cubano, y aún con los informes mexicanos ofrecidos por el scout Tom Greenwade, decidió ir a Cuba y concertar la famosa entrevista personal. Ahí fue donde "se jodió todo".
---Según un artículo del Sporting News de 1956, las herramientas de Silvio eran superiores a las de Roy Campanella en el Monterrey.---
Pese a las protestas de Jorge Pasquel, dueño del club Veracruz el equipo donde Silvio jugaba ese año, se produjo la entrevista. Cuando Silvio escuchó sus propuestas, y lo que tendría que soportar si aceptaba, le dio un rotundo no por respuesta. La recogen así:
Rickey: ¿Qué harías si algún jugador blanco te abofeteara la cara?
Respuesta tajante de Silvio: "Lo mato". Ahí mismo se acabó la entrevista.
Branch Rickey se regresó a los Estados Unidos, pues era evidente que Silvio no era el tipo de persona que ellos buscaban. De acuerdo a los historiadores de la "Negro League", Monte Irvin (Hall of Fame) que sí era una estrella en las ligas negras, había sido otro de los posibles escogidos y no Robinson precisamente.
Por otro lado uno de los que sí aceptó jugar fue Saturnino Orestes Miñoso Arrieta, también de Matanzas, y de Limonar igual que Silvio para mas casualidad. Pelotero que debutó en Grandes Ligas con los Indios de Cleveland en 1949 y que dos años después fuera cambiado a los Medias Blancas de Chicago.
Minnie, como le decían en EEUU, fue el primer jugador de raza negra que jugó en los equipos de Chicago. Ya ve, Miñoso murió con 90 años esperando integrar el salón de la fama de Estados Unidos y no solo habiendo sido el primer negro de Chicago, si no porque sus números fueron tan buenos, o más, que algunos que sí colgaron sus placas allí.
Hoy, a más de 70 años de ese debut, apenas el 7 por ciento de los jugadores en MLB son negros, incluso por debajo del 8,1 por ciento que llegaron a tener en la campaña del 2011. De hecho las MLB tuvo en 2022, donde solo debutaron el 38% del total de jugadores, el menor porcentaje desde 1990 y muy por detrás de otras ligas que sí han recibido mejor calificación en este sentido.
Pero no se extrañe por eso, peor aun es que Silvio, que jugó en los New York Cubans y en cuanta liga del área existía, no está ni siquiera en el salón cubano, un recinto completamente prostituido por la cochina política y por cuatro descarados de los que no vale ni la pena escribir ni una sola palabra.
Maldita Hemeroteca