miércoles, 2 de octubre de 2024

Si la envidia fuera tiña....


La envidia es uno de los peores sentimientos que una persona puede experimentar, y no se otros, pero los Cubanos la sufren muy a menudo y muy bajos además, que no domina ni controla, pero que saca a flote en los momentos difíciles en su propio beneficio. Para muestras un botón. 

Recordemos que entre compañeros de trabajo de toda la vida nos enemistamos, e incluso violentamente, por un simple despertador de cuerdas soviético. Eran sentimientos que emanaban del que sufre al ver reflejado en otras personas las cualidades, habilidades o la suerte, que él no tiene. De eso se trata.

Basada en una obra teatral del dramaturgo Héctor Quintero, en "El premio flaco" se reflejan varios de estos instintos más bajos del ser humano. En la trama, la señora Iluminada Pacheco, que vive en una barriada muy humilde del reparto Luyanó en la Habana, a pesar de que trabaja como conductora de ómnibus en la C.O.A. su situación económica era bastante complicada, pues imagínese la recua de vecinos desempleados que tenía.

Sin embargo, su suerte cambia de repente cuando en un jabón RINA que había comprado, le vino oculto un premio consistente en una casa totalmente nueva. Aquellas casas eran parte de una guerra publicitaria entre marcas en la Cuba republicana. La trama de la obra se desarrolla a finales de los años 50´s.

De hecho una de las supuestas bombas lanzadas por el régimen de Fulgencio Batista contra los alzados de la Sierra, cayó justo en su nueva casa recién adquirida, reduciéndola a cenizas, tal cual acabó el sueño de esta pobre señora que se ve obligada a regresar a su lugar de origen. Es aquí donde comienza su vía crucis, y mucho peor incluso que el anterior cuando sale a relucir lo peor del ser humano entre sus vecinos.

Casa de José Crusellas situada en la confluencia de las calles Reina y Lealtad, en la Habana.
 
Durante la mayor parte del gobierno del general Gerardo Machado (1926 – 1933), se legisló el proyecto de ley "Casa baratas", que buscaba facilitar la vivienda a personas de muy bajos recursos, mientras que a la vez generaba una gran fuente de empleo en el sector de la construcción. 

Como estrategia comercial de indiscutible efectividad, estuvieron la entrega de casas gratis que ofrecían empresas del sector de la perfumería, como jabón Candado, de la marca Crusellas, fundada por los hermanos catalanes José y Ramón Crusellas Faura en 1863, y que llevaban el símbolo del candado tallado en la fachada. 

Lo mismo pasaba con su competidor, el jabón Rina, en este caso el jabón de la obra, y que anunciaba la famosa actriz y presentadora Consuelito Vidal con aquel popular slogan que decía: "Hay que tener fe que todo llega". 

En otros casos los premios era monetarios que llegaban desde los 5 pesos hasta 5 mil, así como efectos eléctricos, textiles o del hogar. Solo añadir que estas casas venía completamente amuebladas y que, por lo general, eran edificada en las afueras de las ciudades. Tenemos entendido que fueron nueve las que llegaron a ser rifadas dentro de esos jabones.

Otras firmas comerciales que se apuntaron al carro de este tipo de publicidad fueron, las jaboneras La Llave, Camay, Suave o Palmolive, el detergente Fab, el café Pilón o los periódicos El País, Excélsior y Prensa Libre. Antes de la llegada al poder de Fidel Castro en 1959, más de 3000 personas comían gracias a la tremenda maquinaria publicitaria que existía en la isla, y que fue contabilizada en 200 empresas.

Maldita Hemeroteca 

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