Travestismo en Cuba
La China Musmé. // |
El primero, uno de los tantos que vivían y trabajaban en el barrio chino de la Habana, y el segundo cuando se trasformaba en una bella soprano del estilo de Olga Guillot.
Este arte se conoció en Cuba por aquellos años como travestismo, mientras otros le llamaban fetichismo o incluso "maniqueísmo".
El sociólogo Enrique Gil Calvo sostiene que este hecho se puede deber a la atracción sexual por parte de los hombres hacia la feminidad y el deseo de apropiación de ésta, hecho que se “resuelve” mediante el uso del disfraz. Puede que sea cierto, porque en los carnavales de las islas Canarias son miles los hombres que se disfrazan de mujer. Son los más comunes.
Muchos son de la opinión que el motivo de que hubieran hombres haciendo papel de mujer en Cuba, se debía al veto que había hacia las féminas en este tipo de espectáculos, lo mismo en carnavales que en cabarets, daba igual que fuera el Autopista Club, el Montmartre, Las Vegas, el Intermezzo, hasta el Night and Day, el cabaret Panchin, el Rumba Palace o Pensilvania, dentro de los más humildes shows de la Playa de Marianao o la más sórdida Habana. No era muy bien visto por aquellos años.
Por otro lado el comediante Luis Echegoyen creó otro de los personajes travestidos más popular en la televisión cubana, "Mamacusa Alambrito, la del alma grande y el cuerpo chiquito", que alternaba con otros como la vendedora de periódico "La Pelusa", un personaje de Violeta Vergara, o “Floripondia”, la solterona de la Taberna India, personificado por un icono del costumbrismo cubano, Américo Castellanos
Fue un personaje bastante habitual en el teatro bufo cubano, donde destacaba por cantar, bailar, recitar e imitar satíricamente. Entre dos de los más conocidos, "Pamela" y "Armando French", e incluso entre las carnavalescas Bolleras del barrio de los Sitios habían algunos transformistas, así como en los Mamarrachos, personajes disfrazados, también solían haber algunos hombres vestidos de mujer.
Como muchos se equivocan también en los casos contrarios. Los travestis sienten la necesidad de convertirse en mujeres artísticamente hablando, y sería un error creer que el travestismo está ligado a una condición sexual determinada, por el contrario, se expresan a través de un arte, mientras que el transexual es referido a alguien que se siente incómodo porque no se identifica con el sexo que tuvo en su nacimiento.
Dos travestis muy conocidos en la historia, no solo de Cuba, si no de
Hispanoamérica en general, fueron mujeres, por el contrario, que vistieron de hombres y hasta fueron condecoradas como soldados como la española Catalina Erauso, la famosa «Monja
alférez», y en Cuba la suiza Enriqueta Faber, primera mujer médico en la isla, trabajo que consiguió gracias a "cartas de recomendación" de Félix Varela y de Alejandro Ramírez.
Regresando al tema, entre otros de los transformistas famosos que hubo en Cuba pudiéramos citar a Omar Ferrán, que se anunciaba como el único con voz de soprano, así como otros conocidos como "Kismet", "Rambal", "Chemar","Ruben Duval", "René Romance", "La Pelusa", "Gilcana", "Kim Boyer", "Tinton", "René Romance" y por supuesto "la china Musmé", que en su caso cantaba muy bien y poseía un registro vocal similar al de Ferrán.
En 1953 el coreógrafo Rodney invitó al show del cabaret Tropicana a la primera transexual que hubo en el mundo, Christine Jorgensen, que se había cambiado el sexo mediante una cirugía realizada en Dinamarca. Sin embargo, para el 1954 esta manifestación artística fue vetada en la televisión de Cuba por hacer, dijeron, "ostentación pública".
Este "delito" fue rápidamente heredado por el castrismo evidentemente, lo que ha sido llevado al lente en el documental "Transformistas", del norteamericano Chad Hahne, obra galardonada con el Premio Rizoma de Cine en 2021. Se trata de una historia de resistencia, sacrificio y compromiso, de un arte que continúa desafiando al régimen. Incluso hoy, y a pesar de la propaganda, la mayoría de las chicas trans en Cuba no cuentan con un trabajo estable, ni siquiera contando con un buen nivel académico.
Maldita Hemeroteca