lunes, 7 de octubre de 2024

Un año de la masacre Israelí

Aun quedan cien rehenes de los que no se sabe nada de ellos.

El 7 de octubre de 2023, la organización terrorista Hamás lanzó un ataque en el sur de Israel. Más de 1200 personas murieron y 251 rehenes fueron llevados a la Franja de Gaza. Un año después, el cineasta israelí Ori Szternfeld recorre su país para averiguar cómo ha reaccionado la sociedad civil ante semejante trauma.

Una de la masacre más grande es la de Beer, donde fueron asesinadas 101 personas, el 10% de la población total. A tres kilómetros de la frontera se estaba celebrando el Festival Nova, un rave de música electrónica con 3.500 asistentes. Fueron asesinadas 346 personas, hubo otros 200 heridos y 40 rehenes llevados por la fuerza a Gaza.

Además de matar a cerca de mil doscientos civiles el 7 de octubre, Hamás decidió llevarse consigo a 253 personas. Su objetivo fue muy claro: para el grupo fundamentalista los rehenes israelíes son una moneda de cambio. Además de utilizar a los rehenes como moneda de cambio, Hamás también presume de retenerlos durante tanto tiempo como un logro ante el pueblo palestino.

En Hamas sabían que esta matanza generaría más muerte. Sabían que estaban desencadenado una espiral de odio sin límites. Querían una guerra y es la respuesta que les ha dado Israel. De hecho, el 7 de octubre dejó muy claro que el principal objetivo fue el intercambio de secuestrados israelíes por presos palestinos, especialmente las figuras políticas y sociales más prominentes, y provocar una matanza de Gazatíes de la cual se alimentan.

Para la sociedad israelí, el 7 de octubre fue un shock. Su percepción de la realidad fue totalmente desconfigurada, ya que muchos no imaginaban que un ataque como el de ese día fuera posible en Israel. Imagine entonces para las familias de los más de cuarenta mil gazatíes que han muerto desde entonces, de ellos diez mil mujeres y quince mil niños. 
 

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