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William Hearst. // |
El 6 de mayo de 1896 el gobierno colonial español en La Habana ordenó a dos veteranos corresponsales de guerra —James Creelman, del New York World, y Frederick W. Lawrence, del New York Journal y del San Francisco Examiner— que abandonaran Cuba en el primer vapor que estuviera disponible.
Los dos reporteros habían desobedecido el decreto del 28 de abril del gobernador general español Valeriano Weyler, que prohibía publicar artículos sobre la guerra de independencia sin la autorización previa. Habían retratado como héroes a los comandantes insurgentes de las fuerzas guerrilleras antiespañolas —Antonio Maceo, Calixto García y Máximo Gómez—.
La orden de expulsión acusó a Creelman y Lawrence de enviar a sus periódicos noticias falsas sobre el actual movimiento rebelde, falsificando engañosas victorias para el ejército rebelde, y acusando a las autoridades y jefes de columnas españolas de actos de crueldad que no se habían cometido.
Afirmaban que la guerra tendría un resultado fatal para la causa española, lo que claramente alentaba al partido separatista y desviaba la atención de la opinión pública en el país donde circulan sus periódicos. Sus historias desde Cuba, cablegrafiadas el treinta de abril vía Cayo Hueso para evadir la censura española, provocaron esta reacción en Weyler.
Frederick W. Lawrence, corresponsal del New York Journal y del San Francisco Examiner, había informado desde la localidad de Campo Florido, al este de La Habana, sobre crímenes casi increíbles cometidos por tropas españolas y registrados como victorias. La carretera que conducía desde este distrito hasta Guanabacoa se encontraba repleta de fugitivos en carretas de bueyes y a pie, principalmente mujeres y niños.
Reportaban asesinatos, casi a diario, a manos de los soldados españoles. Por ejemplo este reporte:
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Clemencia |
"Anoche, catorce hombres inofensivos fueron atados y fusilados a las afueras de Guanabacoa. Sus vecinos no pudieron hacer nada para salvarlos".
Quienes habían huido a las filas cubanas en busca de protección, fueron conducidos por el jefe rebelde Valencia a Balondrón, localidad situada en la provincia de Matanzas, para que se unieran a las fuerzas rebeldes bajo el mando de Máximo Gómez.
O este otro:
"Varios campesinos desarmados fueron fusilados sin juicio en Guanabo, cerca de Campo Florido y cometido seis o siete días antes, y los soldados ni siquiera se molestaron en enterrarlos. He hablado con un campesino que vio perros y buitres devorando los cuerpos".
Había comenzado una de las campañas de bulos más brutales en la historia de la prensa norteamericana.
LOS BULOS
Año 1898. El magnate de la prensa estadounidense, William R. Hearst, utilizaba una mezcla de medias verdades y completas falsedades, aderezadas con grandes dosis de sentimentalismo, para influir en la opinión pública sobre la necesidad de intervención de Estados Unidos en Cuba y de paso vender toneladas de sus periódicos.
La guerra de Cuba fue la historia extranjera más seguida por los norteamericanos hasta ese momento. Unos 75 corresponsales cubrieron la incipiente insurgencia cubana en los tres años previos al conflicto con España. Y no menos de 200 fueron a la isla en 1898. (National Geographic)
Cuando en medio de la guerra de Cuba (1898) el acorazado estadounidense Maine explotó en el puerto de La Habana, fue Hearst y su maquinaria periodística quién señaló a España como culpable de un supuesto sabotaje, e instó al que por entonces era el presidente estadounidense, William McKinley, a iniciar la guerra contra España.
LA POBRE CLEMENCIA
Y así, aupados por el efecto propagador de un bulo, la guerra facilitó a Estados Unidos el dominio del Canal de Panamá y de las últimas colonias españolas de ultramar. Con Hearst nació la llamada prensa amarilla. Más de un siglo después, el poder de los rumores se han visto exacerbado de modo exponencial por un ejército virtual de millones de cuentas falsas que difunden bulos políticos diariamente.
Dibujos enviados desde Cuba. Por Frederic Remington. |
Célebre como ninguna, fue aquel bulo que orquestaron en la figura de Clemencia Arango, la hermana del coronel mambí Raul Arango, una joven de 17 años que se dedicaba a llevar y traer información valiosa para el ejercito libertador.
Un día de 1897 Clemencia - como era de esperar - fue detenida por las autoridades Españolas, y este suceso dio pie a una de las campañas más demoledoras después del USS Maine.
Para empezar, acusaron a las autoridades policiales de trato vejatorio con la joven, aseguraban que había sido víctima de indecentes manoseos durante el registro policial.
El titular «¿Protege nuestra bandera a las mujeres?» se acompañó de un dibujo donde se veía a una Clemencia desnuda y rodeada de inescrupulosos policías. Al final resultó que la propia Clemencia lo negó todo, e incluso aseguró que la policía había designado a una señora para que efectuara el registro de su cuerpo en un cuarto solitario.
En su libro "En la Gran Carretera: Las Andanzas y Aventuras de un Corresponsal Especial", James Creelman escribió:
Solo un dato más que demuestra el real poder de esta prensa norteamericana. Cuando Valeriano Weyler consiguió controlar las provincias occidentales, el dibujante Frederic Remington fue enviado por Hearst a la isla para que ilustrara los desmanes españoles durante la reconcentración civil.
"Poco antes de la destrucción del acorazado Maine en el puerto de La Habana, el New York Journal envió a Cuba al distinguido artista Frederic Remington. Había recibido instrucciones de permanecer allí hasta que comenzara una guerra, que ya había sido planificada de ante mano. Poco después, el Sr. Remington envió este telegrama desde La Habana que decía así:
-- W.R. Hearst, New York Journal, N.Y.: Todo está tranquilo. No hay problemas aquí. No habrá guerra. Deseo regresar. Remington.
Jamás fueron encontrados estos telegramas, y se cree que Creelman los incluyó en sus memorias como gancho imaginativo. Sí fue cierto que su expulsión de La Habana, junto con la de un colega en mayo de 1896, impulsó a Hearst a enviar un nuevo equipo para cubrir la insurgencia cubana que las autoridades españolas intentaban sofocar, mientras que Creelman fue enviado a Madrid para cubrir la historia desde aquel punto. El objetivo de Hearst era despertar el interés público por una guerra mediante una expedición militar estadounidense a Cuba.-- Respuesta: REMINGTON, LA HABANA: Por favor, quédese. Usted proporcione los cuadros y yo proporcionaré la guerra. W.R. HEARST.
Su intento inicial fracasó, pero contribuyó a la fiebre bélica nacional que prevaleció tras una potente explosión que hundió el acorazado en el puerto de La Habana el 15 de febrero de 1898, y que acabó con la vida de 266 marinos estadounidenses. Durante el resto de su vida Hearst se enorgulleció de lo logrado y de su papel en el objetivo, aunque en otros aspectos sus opiniones políticas cambiaron drásticamente a lo largo de su dilatada carrera.
En 2021 la plataforma Prime lanzó un documental que exploraba la vida de William Randolph Hearst, que dicho sea de paso, fue inspiración para la película "Ciudadano Kane" de Orson Welles. Hearst falleció en 1951 a los 88 años, tras haber transformado el papel de los medios en la vida y la política estadounidenses. Este documental, de dos partes y cuatro horas de duración, esta basado en la aclamada biografía del historiador David Nasaw conocido como "El Jefe".
¿Y los bulos?...
Los siguieron fabricando.
Quiere uno mayor que el vergonzoso reportaje del periodista del New York Times Herbert Matthews, en febrero de 1957 en la Sierra Maestra, que logró "transformar a los ojos del mundo a dieciocho miembros restantes de una fuerza invasora de ochenta y dos hombres, que era lo que le quedaban de Fidel Castro, en un multitudinario grupo rebelde.
Acaso no se percató este este útil idiota, que los hijos bastardos del mariguanero Crescencio Pérez le desfilaban por delante de su cara repetidas veces. Luego el enviado de la revista "Coronet", Andrew St. George, "repitió dosis" en el primero de sus seis viajes, gracias a la colaboración de la leal Celia Sánchez y del capitán del 26 de julio, Felipe Guerra Matos.
¿Acaso hay que explicar como se hace con un niño chico, que todo el horror que se esta viviendo en Gaza - llamado puntualmente genocidio - comenzó con un ataque de Hamás en territorio israelí en el mes de octubre del 2023, y que acompañado del lanzamiento de cinco mil misiles provocó una atroz masacre que se cobró la vida de mil doscientos jóvenes y niños, incluso bebitos, israelíes?.
Victimas son victimas, y da igual la cifra y el lugar donde mueran por supuesto, pero resulta muy curioso que sean los mismos que hoy son capaces de negar un genocidio nazi, donde murieron más de ocho millones de judíos, los que le llaman así a lo que sucede en Gaza. ¡No vaya tan lejos, un "compañero" mío de trabajo de origen musulmán, me asegura con toda su cara que el genocidio judío de la segunda guerra mundial fue una invención!. ¡A esta hora y con ese recado!.
Hamás sabía perfectamente qué hacía y lo qué buscaba, al precio que fuera necesario, y su deseo siempre fue el provocar la respuesta militar de Israel y desacreditar al estado judío en pleno auge del antisemitismo, y en medio de una ofensiva contra las democracias no vista desde los peores años de la Guerra Fría.
Maldita Hemeroteca