Hace unos meses se produjo una explosión en una unidad militar de la localidad de Melones, provincia de Holguín en Cuba, donde trece militares perdieron la vida. Ocho meses han pasado y nada más se ha sabido de aquella desgracia, el régimen castrista ha mantenido un férreo silencio con lo ocurrido, al punto que ni siquiera se ha sabido que fue de los cuerpos.
Sin embargo, el suceso ocurrido en esa localidad nos trajo a la memoria una historia ocurrida durante la segunda guerra de independencia en 1874, la chiquita como se le conoció porque apenas duró siete meses, ya que fue Melones, esa localidad de Jiguaní, donde Calixto García fue uno de los protagonistas dentro de aquel teatro de operaciones.
Como es harto conocido, el cinco de septiembre de ese mismo año Calixto intentó suicidarse para evitar ser atrapado vivo. Fue en San Antonio de Baja, cuando al verse sorprendido por las fuerzas del teniente Arisa se pegó un tiro en la mandíbula, que la cicatriz que dejó la bala al salir se aprecia perfectamente en su frente. Sin embargo observe algo.
La mayoría de los relatos oficialistas hablan que fue aquí cuando fue encarcelado y deportado a España, pero casi ninguno se refiere a que antes había sido operado por cirujanos españoles en el hospital "Príncipe Alfonso", de Santiago de Cuba.
En fin que lo curioso que tiene esta historia, es que pese a ser Calixto un importante enemigo fue trasladado al hospital, donde los médicos españoles consiguieron salvarle la vida. ¿Curioso eh?. Una vez repuesto de la herida, entonces sí fue trasladado como prisionero a la fortaleza del Morro en la Habana, y desde allí al destierro en la Península española.
Una vez que el barco que le transportó llegó a Santander, fue internado el cinco de mayo de 1875 en el penal del Dueso, en Santoña, provincia de Cantabria al norte de España. Hasta aquí la historia nos la han contado bastante falseada, pero sepa que en esta etapa de su vida hay bastante tela por donde cortar.
Por ejemplo, muy poco se dice acerca de la decisión de enviarlo - en régimen de prisión atenuada - al cuartel de San Francisco en Madrid donde podía recibir visitas de familiares y amigos, entre ellas las de los futuros doctores Eusebio Hernández de Matanzas, y Raimundo Menocal de Marianao, que estudiaban en Madrid y le visitaban muy a menudo. Tanto fue así que con Hernández, que luego fue medico personal de la familia Maceo, Calixto preparó su salida hacia New York.
Se podría decir categóricamente que sus dos etapas como desterrado en la Península (1874-1878 y 1880-1895) fueron bien fructíferas, entre otras cosas gracias a la amistad que trabó con algunos intelectuales españoles y a la lectura en bibliotecas públicas que visitaba. Según el investigador cubano Juan E. Casasús, Calixto era nieto del Soriano Calixto García de Luna e Izquierdo, natural de Cabrejas de Pinar, localidad situada a 37 km de Burgos, la capital Soriana.
Por supuesto apenas se habla de la asidua compañía que tuvo por parte de la enfermera Paula Ruiz, relación que dio como resultado el nacimiento de un hijo fuera de su matrimonio de nombre Raimundo Domínguez Eguaráz. No solo eso, es que esconden deliberadamente que en Madrid consiguió trabajar en la sucursal de un importante banco, que dio clases particulares de inglés, y que incluso sus hijos pudieron estudiar sus respectivas carreras.
¡Menudo destierro!.
Dicho esto...
Total, que en Madrid Calixto solía visitar al general y ex capitán general de cuba, Manuel de Salamanca y Negrete, que tenía su oficina en el paseo de la Castellana. El general Negrete también se recuperaba de una etapa previa en Cuba.
Pero resulta que en una de esas visitas coincidió con su más enconado enemigo en Cuba, el coronel Federico Esponda y Morel, nada menos que su rival en el escenario bélico de enero de 1874 en Melones, el creador de las tres celebres unidades de combate, "Los Murciélagos", "Los doce Apóstoles" y "Los Gíbaros". Tras un frio estrechón de manos el sorprendido Calixto le expresó:
--¡Hombre, mi más encarnizado enemigo de Melones y de tantas veces!, en tanto que Esponda le respondió enérgico:
--"Y las que usted necesite ahí estaré".
En cambio Calixto se apresuró a decir:
--"No coronel, para mi todo aquello ya terminó".
El caudillo cubano se había enfrentado a Esponda el nueve de enero de 1874 y el escenario fue su campamento de Melones y contaba entonces con los generales Antonio Maceo y Belisario Grave de Peralta como oficiales bajo su mando. Lo que no imaginaba Salamanca, Esponda quizás sí, era que Calixto estaba esperando el momento preciso para regresar a Cuba a por más.
No solo eso, con el paso de los años y muerto Antonio Maceo, Calixto es nombrado lugar teniente general y fue quien coordinó el ataque mancomunado con los marines norteamericanos por la playa de Daiquirí, en Santiago de Cuba. De esto ni una palabra.
A propósito de Salamanca, este fue el general que autorizó el regreso de Antonio Maceo a Cuba, con lo cual sus relaciones con el enemigo - si se puede decir así - eran las mejores. Sobre todo con la madre de Calixto, Lucía, la que le permitió acompañar a su hijo y sus nietos durante todo el destierro.
Había sido nombrado capitán general de Cuba, destino que ocupó hasta su fallecimiento el día 6 de febrero de 1890 en la Habana, siendo enterrado en el cementerio de Colón ejerciendo todavía como Gobernador general en activo. Lo que no hay dudas es que siempre mantuvo una posición muy benévola con los rebeldes Cubanos, lo que no deja de ser curioso, pero como dice el dicho lo cortés no quita lo valiente.
Por cierto su muerte ha sido un misterio, pues aunque su certificado de defunción aparece fallecimiento por fiebre amarilla (Biliosa de los países cálidos) se cree que fue envenado debido a que era un azote para la corruptela ya imperante en la isla. Incluso, amenazó con mandar preso a España a todo aquel que sorprendieran esquilmando a los trabajadores.
MELONES
Para no hacer extenso el relato, en 1873 Esponda se enfrentó a Antonio Maceo en "El Carril de Chaparra", y el nueve de enero de 1874 se enfrentó a Calixto García en la citada acción del campamento de río Melones (Holguín). Esa vez, al mando de seiscientos hombres, se enfrentó a unos mambises que le doblaban en número, sin embargo no solo consiguió defenderse si no también rechazarlos.
Lo logró por medio de una hábil y ordenada retirada, y a pesar de haber recibido una herida de bala consiguió frenar los repetidos ataques sin abandonar los heridos y muertos que llevaba consigo. De hecho, abierto el correspondiente juicio contradictorio, se decidió por Real Orden del seis de agosto de 1875, concederle la Cruz de San Fernando de 1.ª Clase.
En abril de 1874 fue ascendido a brigadier por méritos de guerra, pasando a comandar la Brigada de Vanguardia de la Trocha de Morón, y a continuación la 2.ª división, que comprendía la Comandancia General del Centro y el Gobierno Civil de Puerto Príncipe.
En 1877 se le concedió la Gran Cruz al Mérito Militar como recompensa a su actuación en la campaña. Dos años después fue nombrado comandante general del ejercito en Las Villas, de donde pasó en el mismo puesto a Santa Clara, de la que fue además su gobernador y donde también combatió incansablemente a los insurrectos. Estuvo al frente de la comandancia de Holguín.
Luego de terminada su etapa en Cuba, Esponda marcha a la península donde es nombrado Gobernador Militar de Santander y plaza de Santoña, partiendo desde Cuba el 24 de julio de 1886, seguidamente es nombrado Comandante General de las provincias Vascongadas. Con fecha 16 de febrero de 1887, es nombrado Segundo Cabo de la Capitanía General de las Islas Canarias.
Maldita Hemeroteca
Fuentes:
--Libro «Victoria de Las Tunas, bosquejo histórico de la toma de Las Tunas por el mayor general Calixto García». Manuel Sanguily Garrite. Nueva York, 1897.
--Diario de Campaña de Francisco Varona.
-- Diario de campaña de Calixto García.
-- J. Ibáñez Marín, El teniente general D. Federico Esponda Morell, Madrid.
--Notas del Archivo General Militar de Segovia
--Hoja de Servicios del Teniente General don Francisco Javier de Negrete y Adorno. Archivo General Militar.