Generales Franco al centro y en primer plano, y Mola más alto y detrás con gafas. //

"He tenido una idea maravillosa; me voy a España, a la revolución española. Allá en Cuba se dice, por el canto popular jubiloso: 'No te mueras sin ir antes a España'. Y yo me voy a España ahora, a la revolución española, en donde palpitan hoy las angustias del mundo entero de los oprimidos".

El que suscribe estas letras en agosto de 1936 desde Nueva York es Pablo de la Torriente Brau, luchador incansable contra la dictadura de Machado en Cuba, y que fue no de los tantos cubanos con ideología de izquierdas que integraron las brigadas que se enfrentaron fallidamente a la sublevación Franquista. 

Tanto fue el interés por la Guerra Civil española en Cuba, que el dirigente republicano Marcelino Domingo, que en en 1937 realizaba un viaje por Latinoamérica para incrementar la solidaridad con la República, dio un mitin en La Habana ante sesenta mil personas. Así lo recogía la revista Selecta: 

"Ningún orador ha tenido en Cuba, pendiente de su verbo, un auditorio igual. Cerca de sesenta mil personas frente a él, y al extremo de las ondas sonoras un número incalculable de oyentes ansiosos de conocer [...] su visión del problema peninsular y la situación actual".

Más allá de este panorama, los españoles en Cuba estaban divididos. Unos se agrupaban en organizaciones afines al Frente Popular o a los golpistas y tuvieron lugar algunos enfrentamientos. En este contexto, se produjeron estas declaraciones de Batista:

"Aquel que se haya entregado a una militancia política, fascista o comunista, haciendo mal uso de nuestra tradicional hospitalidad (...) creemos firmemente que debe irse a España, al campo de batalla, a uno u otro bando, de acuerdo con su credo, que en ambos hace falta. El valiente debe demostrar su convicción y su coraje allá".

O como la de Isidro Díz Gener, boxeador cubano al que la Guerra Civil pillaría en Barcelona y que no dudaría en unirse a las Milicias anti Franco de Barcelona y más tarde al Ejército Popular Republicano, adscrito a la columna 'Lluis Companys'. 

En los combates del Ebro fue herido y se le acabó su vida como pugilista, pero no su vocación revolucionaria. Con el triunfo de la Revolución castrista de 1959 se integró en las Milicias Nacionales Revolucionarias y tomó parte de las operaciones de defensa en Playa Girón y luego integro las filas de la llamada "Policía Nacional Revolucionaria" o PNR.

La derrota de la II República en la Guerra Civil supuso el adiós a un sueño colectivo y el inicio del gran éxodo. Fue entonces que Cuba recibió cientos, quizás miles, de militantes de izquierda republicanos. 

Jiménez
Uno de ellos fue el gran poeta y premio nobel de literatura en 1956, Don Juan Ramón Jiménez, conocido en Cuba por haber sido el autor del famoso cuento Platero y yo. En la imagen en la Habana en 1936. 

Jiménez llegó a la Isla en noviembre de 1936, así como Alberto Bayo Giroud, el militar republicano que entrenó a la gente de Castro en México antes del desembarco en Cuba, o la familia de los hermanos Eloy y Carlos Gutiérrez Menoyo, que fueron parte fundamental de la Revolución no castrista.

El primero murió en el intento del directorio por asesinar a Fulgencio Batista, y su hermano peleó en las lomas del Escambray, aunque luego fue condenado a veinte años de prisión por el castrismo. Fue el presidente socialista de España, el andaluz Felipe González, quien medio a su favor. Otro de sus hombres que corrió igual suerte pero en el paredón, fue el comandante norteamericano William Alexander Morgan.

Y las cosas que tiene la vida. Entre los que se enfrentaron a toda esta gente desde el bando Franquista estuvo el general Emilio Mola, 'el director', que había nacido en Placetas; Alfredo Kindelán, jefe supremo de la Fuerza Aérea, oriundo de Santiago de Cuba; y Dámaso Berenguer, oficial de esa misma graduación, nacido en Remedios.

Mola fue, curiosamente, sobrino de un jeje mambí. Nació en Placetas en 1887 ya que su madre, Ramona Vidal, de familia catalana, era hermana del coronel del ejército libertador Leoncio Vidal y Caro, el intrépido mambí que cayó en combate en Santa Clara, O sea, que por esos caprichos que tiene la vida su tío fue un rebelde, infidente e insurrecto traidor a España. ¿Qué se va hacer?, la historia es la que es. 

Por órdenes de Máximo Gómez, Vidal Caro intentó penetrar en la madrugada del 23 de Marzo en aquella plaza, mientras que el grueso de las tropas insurrectas se hacía de provisiones y pertrechos. Sin embargo, en un innecesario alarde de fuerza cercano al teatro, justo donde se encontraban posicionados los fusileros de la defensa, recibió un mortal balazo.

No solo cayó él, si no también su ayudante, el cabo Ramón Brito, quien fue abatido primero por los disparos de aquellas dos compañías que, al parecer, los estaban esperando. Al tratar de socorrerlo, Caro recibo el impacto de dos proyectiles, uno en el pecho y el otro en la frente, mortal por necesidad, y dicen los historiadores que antes de exhalar su último suspiro al pie de la farola gritó.... ¡¡Coño me han matao!!. 

Fue el día 23 de marzo de 1896, y se supone que se encontraba muy excitado ya que 24 horas antes había recibido los galones de coronel. Hasta ese día, el de Corralillos se había destacado en varios combates como el de Vigía, el del tren de Caibarién, Cien Rosas, Las Yaguas y Palo Prieto, todas perfectamente recogidas en su diario de campaña.

En cuanto a su sobrino nacionalista, dígase anti comunista, a pesar de jugar un papel central en la sublevación, falleció el día tres de junio de 1937 en un accidente aéreo en la localidad de Alcocero, ciudad de Burgos, cuando el avión en el que viajaba se estrelló debido a condiciones meteorológicas adversas. Su cargo fue ocupado por el que a la postre gobernó a España durante cuarenta años, el general gallego Francisco Franco y Bahamonde.

No terminar, sin antes recordar que otro destacado militar Español estuvo relacionado con la historia cubana. Se trata de  del general Enrique Salcedo Molinuevo, quien tuvo una intensa vida militar fuera de España, tanto en la guerra de Marruecos como la de Cuba, donde estuvo destinado entre los años 1895 y 1898. Aquí le dejamos su historia. No se la pierda que esta muy interesante.

Maldita Hemeroteca