Parque Vicente García en las Tunas, Cuba. // 

Uno de los enclaves más importantes en Cuba en el siglo XIX fue la ciudad de Victoria de las Tunas. No por gusto fue tomada tres veces, y la ultima por las tropas del general Calixto García.

Pues aquí, coincidentemente, el caudillo holguinero fue ayudado por otra espía, la propia hija del general canario (De la Laguna en Tenerife) y gobernador de Puerto Príncipe, Emilio March García-Mesa, que luego lo lamentó mil veces cuando vio el daño que le había ocasionado su padre. 

En este tercer asalto murió el coronel Ángel de la Guardia, aquel escolta que tuvo que abandonar el cadáver de José Martí en el potrero dos Ríos el 19 de mayo de 1895, y que coincidentemente cayera muerto en el mismo sitio (trinchera) donde estaba destacado el hijo de Martí, el entonces soldado Francisco Martí y Sayas-Bazán, quien ese día se bautizaba como artillero de Calixto. ¡Menuda casualidad que yo, al menos, no me la creo ni me la creeré nunca.

Cosas que tiene la historia y que dan rienda suelta a la imaginación, ya me entiende, sobre todo tratándose de lo oscuro y ladino que resultó ser este personaje. Solo añadir que el boticario de las Tunas, el Bayamés Joaquín Romero, alias Arístides, fue otro de los informantes - espías del general Vicente García, y de los que marcharon aquel día a la manigua también. En su caso fue ascendido a teniente del ejército libertador. 

Fuente: Artículo del historiador cubano Juan E. Casasús en su sección "Aniversarios Patrios". Diario de la Marina, septiembre del 1954.