lunes, 23 de mayo de 2022

Lepa Radic: Valio la pena morir tan joven por una ideologia?


La historia de Lepa Radić es muy triste. De ser apenas una chica yugoslava de solo 15 años de edad, se tuvo que convertir en una guerrillera contra las fuerzas Alemanas lideradas por el Tercer Reich, durante la Segunda Guerra Mundial. A esa edad, en 1941, ya formaba parte de la liga de juventudes Comunista de Yugoslavia.

Sin embargo, ese mismo año las Potencias del Eje invadieron su país y establecieron el falso Estado Independiente de Croacia, liderado por la Ustase, una organización fascista, ultranacionalista e influenciada por el nazismo alemán, que habia sido fundada en 1929. En noviembre del 1941, la Ustase arrestó a Lepa y al resto de su familia.

Un mes después, el 23 de diciembre, gracias a algunos miembros del Ejército de Liberación Nacional llamados Partisanos, Lepa logró escapar junto con su hermana Dara. Posterior a eso, la joven, ya entonces con 17 años, se unió al Ejército de Liberación prestando sus servicios en la transportación de heridos.

Poco después, ya como miembro activo de la guerrilla y militante del partido comunista, el 8 de febrero de 1943 fue capturada en la localidad de Bosanska Krupa, (Bosnia Herzegovina) sufrió torturas y fue sentenciada a muerte en la ahorca. Poco antes de ser colgada en público, Lepa gritó «¡Qué viva el Partido Comunista y los partisanos! ¡Peleen por su libertad! ¡No se rindan a los malhechores!. ¡Me matarán pero mis hermanos me vengarán!».


Los alemanes intentaron antes convencerla de que confesara los nombres de los líderes comunistas, pero Lepa se rehusó afirmando que no era una traidora. Las fotos de esta ejecucion, fueron encontradas de casualidad en los bolsillos de un soldado alemán muerto. Un vez fueron publicadas, enseguida sus compañeros la reconocieron. 

Muy lejos estaba Lepa de imaginar siquiera, que la ideología que había abrazado se iría a la mierda. Incluso peor, porque con toda seguridad nunca imagino tampoco lo que se amaría en la politica interna de su país. En 1991 se inició una guerra civil, no declarada, motivada por las tensiones entre el poder de Serbia y las corrientes independentistas del resto de las repúblicas.

Entre 1991-1992 se independizaron Croacia, Eslovenia, Macedonia y Bosnia-Herzegovina. En abril de 1992. Serbia y Montenegro constituyeron la nueva República Federal de Yugoslavia, no reconocida internacionalmente como heredera de la antigua Yugoslavia. El nuevo Estado prestó ayuda económica y militar a los grupos armados serbios de Croacia y Bosnia-Herzegovina.

30 años después del inicio de las guerras, los Balcanes occidentales siguen siendo una de las regiones europeas en las que se concentran importantes tensiones políticas y económicas. Aunque hay notables diferencias entre ellas, las repúblicas que resultaron de la disolución del país —Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y Kosovo, conviven hoy con una economía renqueante y con importantes retos políticos y de democratización.

La historia está llena de guerras en las que murieron gente muy sencilla, a las que muchas veces convencieron para que se jugara la vida sin explicarles muy bien porque debían hacerlo. Mientras sus dirigentes las observaban, casi siempre bien seguros en sus despachos de mando, rodeados de mapas que escondían a miles, e incluso millones de personas muertas, como Lepa Radic.

Memorias.

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